Tantas cosas pasaron por mi mente en esos segundos, me acuerdo que lo primero que pensé fue: CRESTA CRESTA CRESTA....y ahora que hago!!!!!!!! Pero a medida que avanzaban los minutos una alegría desbordante se fue apoderando de mi; era increíble el solo pensar que adentro mio pudiera estar creciendo una personita, era un milagro inesperado, de esos que jamás te imanaste en la vida que pudiera pasarte a tí.
Mas encima, todo lo que a ese milagrito que existía dentro de mí le pudiera pasar dependía unica y exclusivamente de mi, si estaba bien o estaba mal, todo dependía de mi y por primera vez en mi vida asumí la palabra “responsabilidad” tan literalmente y entendiendo claramente todo lo que esto pudiera significar.
Esos meses transcurrieron lentamente, entretanto, la noticia a mis padres, a mi familia en general, la mirada inquisidora y el rechazo de personas un poco mas estructuradas, la incertidumbre de qué iba a hacer con mis estudios, y lo peor de todo, el abandono del primer y único hombre que a esa corta edad yo había amado en mi vida, hicieron que esos meses fueran laaaaaaaaaargos y muy tristes, creo que lograron amargarme bastante, pero esa guaguita que crecía y crecía cada vez mas en mi panza (porque cada día era más enorme y descomunal) me dio tanta fuerza que, por más que las circunstancias fueran deplorables, decidí salir adelante y con la cara llena de risa empecé a vivir mi nueva vida, una vida compartida...solo ahí me pude convencer que mientras yo la tuviera a ella y ella me tuviera a mi, nada ni nadie nos iba a dañar. Y empecé a proteger a mi bebé, entendí que solo podía hacerlo a través de mi, que aquel que me dañara a mi de pasadita lo dañaba a él también, entonces levante una muralla y dije : AQUÍ NO PASA NADIE MAS, y de esa forma salí adelante con mi guagua y por ella, creo que sentí que se lo debía, yo era la responsable de que ella existiera y por ende tambien de que ella estuviera bien.
Cuando la conocí ella me miro con esos ojos grandes, con esa mirada intensa que hasta el día de hoy ella tiene. Desde ahí supe que seríamos UNO para siempre; desde ese entonces que nos amamos, nos apoyamos, nos acompañamos mutua e incondicionalmente; ella es mi fortaleza, ella me empuja, es mi motivación ...la mas grande y mas importante para seguir adelante. La vida me ha botado muchas veces, pero siempre me he parado mas fuerte por ella y para ella, y cada esfuerzo o sacrificio ni siquiera lo he sentido, ni siquiera me ha pesado, porque el verla feliz y el saber que ella está bien, eso no tiene precio.
Hoy pasan por mi lado situaciones que me hacen recordar todo esto, veo como esta historia se repite, y cuando me cuentan se me viene toda esta parte de mi vida a la mente. Veo como todavía hay personas que se admiran y claro, si uno lo ve en forma objetiva, no es lo ideal. ¿Pero que es lo ideal??? ¿Sacar una carrera, trabajar, casarse y tener hijos?? Claro, convencionalmente si, pero por otro lado (y hoy entiendo muy bien esta frase) “UN HIJO SIEMPRE ES UNA BENDICIÓN DE DIOS”, por eso hay que recibirlos siempre con los brazos bien abiertos y entregarles todo el amor del mundo. No hay nada escrito sobre cual es la forma de vida perfecta, a veces nos enfrascamos en limitaciones de una sociedad poco tolerante y sentimos que debemos seguir patrones que muchas veces no son los nuestros. Mejor pensemos en que siempre habrá una nueva oportunidad para empezar de nuevo y siempre habrá tiempo para hacer lo que hemos dejado a un lado para recibir a un hijo, ante eso, y ante la a veces inesperada llegada de la cigueña, no podemos esperar. Los hijos llegan cuando tienen que llegar.
me parece excelente que tengas una buena relación con tu hija, creo que tener un bebé a las 18 es un tanto apresurado, pero lo importante es el amor que sientes por tu hija , y esa relación tan especial es algo mágico que solo tu puedes sentir, ese amor madre-hija que espero que nunca se pierda
saludos ¡¡